
"Nos entregamos al caer la tarde del 31 de marzo. El día anterior había llovido, pero ahora estaba enteramente despejado. (...) En la entrada, los italianos nos aguardaban; nos dieron un chusco y una lata de carne a cada uno. Ración de ese tipo no la vimos más.
La primera noche en el Campo de los almendros, sin alambradas ni vallas, improvisado, con ametralladoras apuntándonos y vivacs de soldados franquistas. Los que han ido con sus mujeres, se extienden, con ellas, encima o bajo una manta, sobre la tierra, ya seca y tibia de primavera".
(Max Aub: Campo de los almendros)
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